lunes, 19 de julio de 2010

EL SUELDO DEL GERENTE

Su sueldo como Gerente tiene una característica principal y sobresaliente, esta es su secreto. Antes es posible que un empleado de la empresa averigüe la receta de la Coca Cola o el valor del dólar de aquí a un año que el sueldo de un verdadero Gerente. Aquí van las explicaciones.

Motivo 1 para mantener el secreto: usted gana poco. Por cuestiones que no vienen al caso recordar, usted tiene el cargo de Gerente pero su sueldo es magro. Quizá apenas gana un poco más que un buen profesional. Tiene oficina, cochera y todos los elementos al que el cargo nobiliario lo hace acreedor pero la boleta de sueldo a fin de mes viene flaca. En ese caso es importante que nadie debajo, ni por sobre usted lo sepa (con la excepción inevitable de su jefe directo y una persona de liquidación de sueldos) porque nuestro precio, como las putas en el quilombo, indican nuestra valía. No nuestra real valía si no lo que nosotros valemos para esa empresa en particular. Entonces, mientras no se sepa que ganamos poco y nuestra tarjeta diga “Dr. García” Gerente de Nuevos Mercados Pymes Noroeste y Centro, para el resto de la empresa, nosotros somos equivalentes al Gerente que más gana (que por supuesto nadie sabe quién es).

Motivo 2 para mantener el secreto: usted gana mucho. Quizá por un error de tipeo cuando usted ingresó a la empresa y en lugar de 30.000 escribieron 40.000, quizá por un excelente desempeño en el pasado que nunca más repitió, quizá porque llegó de la mano de algún político de turno que, a cambio de firmar algún sospechoso contrato para la empresa pidió a cambio que lo emplearan; usted tiene un sueldo que haría sonrojar a Bill Gates. Un tonto podría pensar que en este caso divulgar la abultada suma traería el beneficio de ser comunicar al resto de la empresa que usted es la “puta más cara del quilombo” y comunicar de esta manera que su valía se encuentra por encima de la de los demás Gerentes como usted. Error de principiante. Decir que uno gana mucho implica necesariamente que la gente se pregunte si los beneficios que usted genera para la empresa compensan o incluso superan los mangos que saca de ella más los que les gasta entre auto corporativo, celular, diarios, secretaria, oficina, cochera, tarjetas personales y almuerzos de negocios con su familia y los amigotes.

Y los tontos se hacen estas preguntas porque, justamente a causa de sus limitaciones intelectuales, las mismas que les impedirán llegar a Gerentes, no logran darse cuenta que su presencia en la compañía trae beneficios intangibles que superan en mucho los viles intereses mercantilistas que ellos utilizan para la evaluación simplista de sus méritos.

Recordemos además que los Gerentes de ley trabajan como favor para la empresa, porque se sabe que los Gerentes de ley ya tienen su vida económica resuelta, pero es su espíritu emprendedor sumado a la imperiosa necesidad de la empresa que los cobija de contar con ellos, los que los saca de la comodidad de su casa en el country y los partidos de golf.

Motivo 3 para mantener el secreto: la realidad relevada en las oficinas indica que el vulgo cree en general que lo que ganan los Gerentes es en realidad un poco más de los que en realidad perciben. Esto tiene un único punto a favor y es el siguiente, hay que hacer creer a todas las personas de la empresa que el beneficio del cargo y el sueldo está en las posibilidades futuras de todos los que hoy se desempeñan y que solo es cuestión de mérito, esfuerzo constante y mucho sacrificio para llegar algún día a este sillón de Rivadavia corporativo. De esta manera usted tendrá hordas de personas trabajando por encima de sus obligaciones, dedicando horas y días extras sin intención de cobrarlos, acumulando vacaciones no gozadas (pero si trabajadas), reuniendo méritos a modo de inversión para un futuro gerencial.

Por supuesto que es parte de la inteligencia de la política de RRHH generar y alimentar esta improbable posibilidad desde el primer día de ingreso con frases como las siguientes:

- En esta empresa todos pueden hacer carrera sin importar si tienen título universitario o no.

- En caso de generarse una vacante la empresa siempre preferirá cubrirla con una persona de la empresa (decirlo no nos obliga a hacerlo, y preste especial atención, decirlo no nos obliga a tener que escribirlo en ningún lado)

Esto también se refuerza con programas del tipo J.A.P. (jóvenes profesionales de alto potencial) en los que se elige a un grupo de los últimos ingresados y se los incluye en un programa con cursos (siempre después del trabajo, porque lo que a usted le interesa es que trabajen, porque el estudio en serio ya se lo pagaron ellos o sus padres) y rotaciones por la compañía durante unos meses para hacerles creer que están en los primeros peldaños de la carrera. Como toque mágico se les puede aumentar el sueldo por encima de la media porque recordemos que son Junior y por lo tanto estamos hablando de sueldos mínimos, con lo que un 5% de aumento casi no se notará en las finanzas y a cambio ellos trabajarán por un 80% de más mientras les dure en entusiasmo y usted mantenga el sueño de futuros Gerentes.

A los que ya tiene un tiempo dentro se los envía a un programa del tipo “Plan de Desarrollo Profesional”, para que también crean que la empresa se fija en ellos (generando el efecto Hawtorne) y mantenga viva la llama del esfuerzo.

Finalmente, con el paso de los años y luego de verificar que los puestos gerenciales son ocupados sistemáticamente por los amigos de los otros gerentes y por algún interno cuya única virtud comprobable es un grado de obsecuencia casi infinito y difícil de imitar por gente normal, usted tendrá como resultado no deseado, casi como un scrap inevitable, un grupo de V.E.P. (viejos de Escaso potencial) que son las personas que tras años de sacrificio persiguiendo una zanahoria que nunca alcanzaron abandonaron las esperanzas y las ilusiones de escalafón gerencial y solo se dedican a hacer su trabajo y a las 6 para casita. La buena noticia es que después de años internados en una sola empresa, saben, ellos y nosotros, que las posibilidades de conseguir trabajo en alguna otra compañía son casi nulas, por lo que permanecer en nuestra empresa es su última posibilidad en el mercado laboral, lo que los vuelve mansitos y obedientes. Como leones nacidos en un zoológico. No aportarán trabajo de más, pero tampoco cobran tanto. De esta manera el trato original de un buen sueldo de junior con posibilidades de ascenso muta con el tiempo en un sueldo por debajo de la media y una contraprestación acorde a un trabajo ordinariamente ejecutado. Recordemos que los V.E.P. no van a trabajar demás, pero tampoco lo harán de menos para no hacer peligrar su única fuente de ingresos.

De esta forma la empresa siempre gana. En ambas etapas consigue más trabajo del que paga. ¿Y donde van esos beneficios económicos de trabajo no remunerado?. Lógicamente a los sueldos de los Gerentes quienes son los verdaderos factotum de estos ingresos. ¿Cómo?, justamente actuando como modelos del futuro deseado por todos esos jóvenes pujantes. Si usted, señor Gerente, no tuviera una oficina deseable, un coche corporativo gigante con gomas de 15 pulgadas, secretaria despampanante con gomas de 17 pulgadas y demás enseres envidiables, estas hordas de empleados no tendrían ese modelo del deseo que es el motor del sacrificio extra.

¿Quién trabajaría hasta las 10 de la noche pensando que en el futuro seguirá cobrando lo mismo y volviendo a su casa en colectivo?. La falta de motivación es el motivo por el cuál los sistemas comunistas han colapsado.

Siguiendo esta lógica, cuánto más grosero y ostentosos sean sus beneficios, más deseable será el puesto y más viva arderá la llama del deseo de los súbditos, perdón subalternos.

Si algo diferenciaba a la realeza de este nuevo estatus nobiliario corporativo, era que en la época de la burguesía, quién no había nacido noble nunca llegaba a serlo. Con lo cuál la relación era mucho más honesta que ahora, en la que se pueden sembrar expectativas futuras creíbles por el vulgo de beneficios palaciegos sin necesidad de tener que cumplir con ellas y recibiendo a cambio los mayores esfuerzos que esas expectativas generan.

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