lunes, 19 de julio de 2010

Navaja de Hanlon o “Nunca atribuyas a la malicia lo que puede ser atribuido a la estupidez”.

Una forma de ejemplificarlo es con el caso de los virus informáticos. Según se sabe, los virus que más daño han causado han sido creados por hackers inexpertos ignorantes de la envergadura del daño que estaban produciendo. Han sido muy estúpidos, no muy malos. Tanto es así que muchos de ellos fueron encontrados y juzgados por las autoridades de sus países.

En un tratado sobre la estupidez humana se puede leer:”Algunos nacen estúpidos, otros alcanzan el estado de estupidez, y hay individuos, a quienes, la estupidez se les adhiere. Pero la mayoría son estúpidos no por influencia de sus antepasados o de sus contemporáneos. Es el resultado de un duro esfuerzo personal. Hacen el papel de tonto. En realidad, algunos sobresalen y hacen el tonto cabal y perfecto. Naturalmente, son los últimos en saberlo, y uno se resiste a ponerlos sobre aviso, pues la ignorancia de la estupidez equivale a la biaventuranza.

La estupidez reviste formas tan variadas como el orgullo, la vanidad, la credulidad, el temor y el prejuicio.

En el transcurso de la historia humana, la estupidez ha aparecido siempre en dosis abundantes y mortales. Una ligera proporción de estupidez es tan improbable como un ligero embarazo.

Si algo he descubierto es que la malicia planificada precisa altas dosis de inteligencia y escasos valores morales. Y si bien de estas cosas encontramos a menudo, su combinación es poco probable en la mayoría de las personas normales.

Para hacer un daño de forma deliberada y planificada se deben cumplir una serie de pasos, tales como tener un objetivo, elaborar un plan, tener la paciencia necesaria para esperar el momento oportuno y llevarlo a cabo sin dejar rastros de nuestros actos.

Hacer esto bien y a escondidas no es para nada sencillo. Desde un fraude empresario de millones de pesos hasta el robo de una notebook de la empresa. Por suerte son pocas personas las que se dedican a esto y por supuesto que estas pocas personas rehúsan de trabajar en organizaciones porque prefieren lugares en los que puedan realizar sus engaños sin tanto control y peligro de ser descubierto.

Por lo tanto, según esta línea de razonamiento, gran parte de las cosas que salen mal en las organizaciones no deben ser adjudicadas a la malicia sino a la estupidez.

Esto quizá desilusione a quienes creen que muchas de las cosas incomprensibles o maliciosas con las que conviven a diario en las organizaciones proceden de actos planificados por mentes perversas. No creo que sea así. Postulo que suelen ser el resultado de la estupidez.

No creo que ninguna empresa de servicios planifique atender mal a sus clientes, pero si algún estúpido encargado de recortar gastos decide despedir gente de atención al público, tarde o temprano la oficina de atención colapsará y los sufridos empleados y clientes podrán pensar que es el resultado de un plan urdido para dañarlos a ellos.

No existe tal plan, simplemente que un estúpido no encontró mejor lugar para despedir gente que dentro del grupo de los más indefensos, es decir los que son más novatos, más jóvenes y por supuesto se hacen cargo de una de las tareas más importantes para el desarrollo de la empresa de servicios que es el estar en contacto con los clientes.

¿Podría esta persona para recortar gastos vender todos los coches de los ejecutivos y despedir a sus secretarias? Podría, pero una de las características del estúpido corporativo es que no atenta contra si mismo. De esta manera esta especie permanece perfectamente adaptada al ecosistema organizacional sin el menor peligro de extinción y con grandes posibilidades de reproducción.

Como se decía al principio, uno puede nacer estúpido o la estupidez puede adherírsele. Lamentablemente las organizaciones suelen ser perfectas escuelas de estúpidos. Y esta es otro de mis descubrimientos trabajando dentro de las Organizaciones: a lo largo de lo años me he encontrado con montones de estúpidos corporativos de todo tipo y color. Sin embargo, cuando uno logra conocer a esta gente de manera más profunda, uno se da cuenta que algunos de ellos, y solo algunos, son buena gente. Personas que si las hubiéramos conocidos en el club en un partido de tenis hubieran sido buenos compañeros, hubiéramos podido compartir asados, mates y charlas; pero en el marco de la empresa se transforman en los mayores estúpidos que podamos conocer. Un punto para la raza humana y uno en contra para las corporaciones.

El ambiente corporativo influye para la proliferación de estúpidos corporativos. Una forma eficaz de reproducir y aumentar el número de estúpidos en una organización es fomentando y premiando la obediencia por sobre la iniciativa. Una vez que la persona se da cuenta que “el que piensa pierde” como decían los Les Lutiers, dejan de juzgar con independencia, dejan de tomar sus propias decisiones y si llegara a sorprenderlos un pensamiento original pensarían que no pueden estar en lo cierto.

Otro de las fuentes de la estupidez es el temor. El temor no es un tema menor cuando un Gerente Corporativo tiene un excelente sueldo y condiciones de trabajo y las ve amenazadas. Como un león herido es capaz de defenderse hasta las últimas consecuencias, sin importar quién quede en el camino, incluso la organización misma.

El temor también crea una preferencia por la repetición de fórmulas que en otras épocas resultaron exitosas “esto me recuerda a la situación con la que nos encontramos hace 20 años” dirá alguno. Entonces pasa a describir la solución que funcionó en ese momento y hacia allá vamos. Innovar, crear, adentrarse en un nuevo terreno solo está permitido para las agencias de publicidad que se contratan para la campaña. Después se preguntan que pasó que se está perdiendo cuota de mercado, que bajó la fidelización de los clientes, etc.

Guglielmo Marconi, (1874 – 1937), Ingeniero eléctrico italiano y ganador del Premio Nobel de Física en 1909, conocido por el desarrollo de un sistema telegráfico, dijo “Debe prepararse para afrontar las mayores dificultades. Pero si usted es un auténtico inventor, superará todos los obstáculos… como lo hice yo, luchando contra todas las formas de la estupidez”.


Fuentes:

Historia de la Estupidez Humana – Paul Tabori

www.infonomia.com

La Empresa Viviente – Arie De Geus

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